Cada vez que pasamos por Matey, Carlos no se resiste a pegar la nariz en el escaparate: los trenes provocan en los niños un intereś enorme. Ayer estuvimos en el Museo del Ferrocarril de Delicias y entre carreras, maquetas y vagones, pasamos una mañana estupenda.
Creo que vamos a volver a ver los vídeos de Thomas que tantas veces vimos el año pasado:
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